viernes, 28 de febrero de 2014

Reseña Cuento de invierno

-Para, o derretiré la nieve que tengo bajo los pies.
-Si me dejaras derretirías toda la nieve del mundo.

Cuento de invierno, un ejemplo de que si un guión está mal construido descompensa toda la película, quitándole credibilidad a la historia y disminuyendo su belleza y todo el trabajo realizado.





Director: Akiva Goldman.
Intérpretes: Colin Farrell, Jessica Brown Findlay, Russell Crowe, Jennifer Connelly, William Hurt, Eva Marie Saint, Kevin Durand, Matt Bomer, Lucy Griffiths, Kevin Corrigan, Will Smith.
Año: 2014.
Duración: 118 min.
Género: romance fantástico.

Sinopsis: A finales del siglo XIX, en Nueva York, Peter Lake (Colin Farrell), un ladrón irlandés, conoce a Beverly Penn (Jessica Brown Findlay), la joven heredera de la casa que un día se dispone a robar, pero cuando la conoce, se enamora perdídamente de ella. Su amor se dispone a hacer toda clase de milagros, pero Pearly Soames (Russell Crowe) intentará evitarlo.


El martes pasado con el maravilloso pase de al cine en versión original, me topé con Cuento de invierno. El tráiler me atrajo mucho, y aunque las críticas (a las cuales no suelo hacerles caso) fueran penosas, por 3'50 euros no me lo pensé ni un segundo. Cuando salí del cine lo primero que se me pasó por la cabeza es ''Me tengo que leer el libro''. Es una de esas veces que es fundamental leerse la adaptación en papel para poder comprender la adaptación cinematográfica, y ahora os digo por qué.


Es una lástima que un guionista tan, tan notable como es Akiva Goldman, responsable de los guiones de Cinderella Man, Una mente maravillosa, Soy leyenda... la haya pifiado en lo que podría haber sido una historia de amor descomunal (dato: Martin Scorsese quiso hacer la película hace años, pero abandonó el proyecto). Akiva Goldsman se encarga de una historia de amor que traspasa las fronteras temporales, un amor que puede hacerte inmortal, una lucha entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad, los milagros y aquellos que quieren impedirlos. Pasando de 1900 al siglo XXI, Cuento de invierno narra la historia de Peter Lake, un ladrón experto que se encuentra de un día para otro con la que será el amor de su vida, Beverly Penn, una muchacha acomodada que se muere por momentos. La historia es sumamente elegante, íntima y apasionada, muy emotiva, pero no está bien contada. Cuenta con elementos sobrenaturales, poderosos y ancestrales, cosas que a mi me atraen sobremanera, y junto a la historia de amor verdadero crean un conjunto exquisito. Pero todo esto es lo que puede imaginarse uno (en el caso de aquellos que no hemos leído el libro), porque no se refleja tan bien en la adaptación cinematográfica. El guión pasa con demasiada prisa por todos y cada uno de los detalles; por ello, la historia de amor resulta poco creíble, las relaciones entre personajes no son tan íntimas como lo son en realidad y el contenido sobrenatural y mágico pasa a un plano tan estrafalario que se convierten en una irrealidad excesiva que lleva a la burla (aunque no es mi caso. Yo he tenido el tino de buscarle su lógica aun no habiendo leído la novela, y por eso no me han resultado tan extraños esta temática)... Se podría haber hecho algo realmente especial de haberle dado más mimo al guión, porque pisando el acelerador todo pasa ante nuestro ojos de manera borrosa. Situaciones que deberían haber transmitido más al espectador y emocionado resultan forzadas y predecibles; tienen su lógica, pero se presentan de tal manera que es difícil tomarlas en serio (los paralelismos narrativos e históricos entre la historia en el pasado y la situada en el presente, realmente forzados). Además, volviendo a los detalles mágicos, la historia de la novela debe ser más compleja de lo que se presenta aquí, y la película no tiene el acierto de explicar detalles fundamentales para la comprensión de todo el conjunto sobrenatural, dejando al espectador con cara de bobo y a los que tenemos cabeza hacernos perder el tiempo pensando demasiado el porqué de las cosas y no prestándole atención a la pantalla. Para terminar este apartado sobre el guión, recalco que la historia de Cuento de invierno es preciosa, un amor atemporal, pero que la forma de mostrarlo ha sido la errónea. Pasando a otros asuntos, la música de Hans Zimmer es uno de los aspectos más notables del film; sus bandas sonoras siempre son asombrosas y preciosas, y esta no es una excepción, pero se la ha tachado de sábana protectora, de elemento que toma más protagonismo del aconsejable para tapar los errores de la película (es cierto que a veces se sube el volumen y con ello la intensidad de la música. Personalmente no lo considero un fallo, es algo normal, siempre se ha hecho). También subrayar la importancia de la fotografía (Caleb Deschanel, responsable del diseño fotográfico de El patriota La Pasión); los colores son muy importantes, los tonos cálidos y fríos se diferencian según lo que estamos viendo. El montaje es acertado, y tiene unos planos exquisitos y un diseño de escenarios y localizaciones preciosos, muy bellos, pero repito que es una pena que todo esto quede en tan segundo plano porque el enorme error que es el guión los deja apartados y alejados de la atención del público.


Mucha gente se mete con la cara de pan de Colin Farrell. Es su cara, qué queréis que haga. Aunque a mi este actor me ha gustado desde siempre, le tengo cariño. Pocas veces he visto un papel suyo en el que me defraudara. Aquí tenemos a un Farrell más normalito que en otros papeles pero efectivo, un tipo duro al que busca la justicia pero que luego es un hombre sensible que hará lo que sea por estar con el amor de su vida. Junto a él está la casi desconocida Jessica Brown Findlay, que me ha gustado bastante, es natural, y ambos tienen un feeling bastante llamativo. Él, como ya he dicho, un ladrón con un corazón de oro; ella, una preciosa joven con una grave enfermedad. Deben permanecer todo el tiempo posible juntos, disfrutar el uno del otro. Su relación se va formalizando con el paso del tiempo, pero en pantalla ese paso del tiempo es escaso, va demasiado rápido, y la historia no se cimenta en una base necesariamente sólida y llega a ser insólita. De todas maneras los más románticos nos la creemos lo suficiente como para que nos emocione.

El personaje de Russell Crowe quizá es el que mejor esté construido de todos y al que más podemos entender y conocer en profundidad. Su misión es sencilla y complicada a la vez: es un sicario, un ser que se encarga de que los milagros que pululan por la tierra no lleguen a sus dueños, no se cumpla el destino de esas pobres almas. Es un hombre serio, voraz, temido por todos, la oscuridad hecha carne al servicio del mal. Aunque a veces intente dar miedo, no lo consigue (esas medias sonrisas ''creppies'', esos guiños incontrolados de ojo, esa mirada fija de ceño fruncido...), pero como personaje cumple su función. Su enemistad antes afinidad con Peter Lake está explicada, está justificada y también está justificado el hecho de que quiera acabar con él, aunque eso le costará un poquito más. En resumidas cuentas, el antagonista de Cuento de invierno está mejor perfilado que los protagonistas, algo que se agradece, porque se no haberse construido también este personaje, la película resultaría más impersonal de lo que ya es.


Aunque vemos poco a la encantadora y magnífica Jennifer Connelly, a la que debo decir que le sienta muy bien el paso de los años, podemos disfrutar de ella unos cuarenta y pocos minutos de metraje, pero el guión, otra vez, hace de las suyas. Es quizá el personaje más impersonal y frío de todos. Es un puente entre una historia y otra, pero un puente que se derrumba al paso de Colin Farrell. Con tres o cuatro frases, su contribución es vital para los sucesos futuros (tirando ya al final), pero resulta inverosímil, imperfecta y seca.

Terminando ya, hablar debo de los secundarios, aunque mejor dicho, de los cameos, porque aunque su papel sea importante, tienen tan poquísima contribución que no se les pueden considerar en sí secundarios. William Hurt tiene su pequeña aportación como el padre de Bevm y ahí se queda, sin adquirir una importante relevancia en el transcurso de la historia. Y luego están las jóvenes Mckayla Twiggs como Willa, la hermana adorable de Beverly que entabla una bonita relación con Peter, y Abbie, la hija de Virginia (Connelly). Lo siguiente de este apartado lo pongo como spoilers porque no seré la única a la que le gusta sorprenderse de vez en cuando con las películas por la participación sorpresa de algún actor (nunca suelo ver el reparto completo de una película para así sorprenderme). [POSIBLE SPOILER] Para empezar, Matt Bomer y Lucy Griffiths como los padres de Peter. Bomer al principio me engañó con esas lentillas oscuras, ¡pero no se me escapó! Y a Griffiths le tengo cariño por la serie de la BBC de Robin Hood y por su pequeña participación en la cada vez menos notable True Blood, y me ha hecho ilusión verla, a ambos, a pesar de sus escasos minutos en pantalla. Y otra sorpresa es Will Smith como Lucifer, Lu para los colegas. Es muy, MUY raro imaginarse a Will como el señor de los infiernos, el ángel caído.... muy raro. A mi me costaba no reírme y mantener la compostura, darle una oportunidad. Es que hay actores que por muy buenos que sean hay papeles que no son para ellos. Creo que el ver la película en versión original me ha ayudado a tomármelo un poco en serio, y el rever que se le metía a su voz cuando se enfadaba, pero sigue sin ser algo creíble [FIN SPOILER]. Hablando en líneas generales, sobre todos los actores, creo que están correctamente interpretados, hacen su trabajo bien, pero no tienen ocasión de que su esfuerzo reluzca más y mejor por, y permitirme repetirme taaaanto, el guión.


No lo olvides: música y fotografía, sus dos puntos más fuertes. Colin Farrell y Jessica Brown Findlay hacen una pareja encantadora que logran transmitir a falta de emotividad en el parco y seco guión. La temática sobrenatural es atractiva y le otorga a la historia un nivel más de magia, algo que a mi me ha gustado y que seguro que en el libro está mucho mejor. Lo que sí llega a ser un acierto del guión es que nos situemos durante más tiempo en el siglo XX que en el XXI, aun sabiendo que esto le resta credibilidad histórica a lo sucedido en el presente, pero el diseño romántico del pasado está tan bien hecho que se puede perdonar.
Olvídalo: no hace falta leer el libro para intuir que no es una muy buena adaptación. Todos sus elementos (la historia de amor, los detalles sobrenaturales...) resultan tan inverosímiles que es difícil tomarse la película en serio por culpa de un guión poco cuidado. Russell Crowe hay momentos que asusta de verdad, pero cuando intenta parecer siniestro da risa. Metiéndonos en tonterías, el pelo de Colin Farrell también da risa.

En conclusión: no es la película romántica de nuestra vida. No será excesivamente recordada debido a la falta de tacto y las vueltas rápidas de hoja que se hacen, dejando un contenido frío y que transmite poco y unas situaciones demasiado extrañas que resultan extravagantes por culpa del guión, pero esto no quita que no sea una película que se deja ver, que entretiene lo justo, de la que se pueden extraer detalles que sí están bien (no todo es un desastre) y que a los más sensibles (yo) emocionen un poquito en algunas partes. Bien interpretada, mal construida, lean el libro (yo la primera).

NOTA: 6'75/10

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