sábado, 14 de diciembre de 2013

Reseña El Hobbit: La desolación de Smaug

Yo soy fuego. Yo soy... muerte.

La desolación de Smaug puede que no sea una fiel adaptación de la obra de Tolkien, pero es más espectacular y ambiciosa que su predecesora, con mucha acción y mayor profundidad en sus personajes. Todo cobra más solidez, y al fin y al cabo los detalles originales encajan muy bien y tiene su sentido dentro.





Director: Peter Jackson/Andy Serkis.
Intérpretes: Martin Freeman, Ian McKellen, Richard Armitage, Benedict Cumberbatch, James Nesbitt, Aidan Turner, Graham McTavish, Jed Brophy, Stephen Hunter, Ken Stott, John Callen, Adam Brown, Dean O'Gorman, William Kircher, Peter Hambleton, Mark Hadlow, Sylvester McCoy, Barry Humphries, Jeffrey Thomas, Lee Pace, Conan Stevens, Bret McKenzie.
Año: 2013.
Duración: 161 min.
Género: Fantástico, aventuras.

Sinopsis: aunque Bilbo (Martin Freeman) creyera que ya quedaba menos para llegar a la Montaña Solitaria, en realidad el viaje sólo acababa de empezar, y las cosas se van poniendo cada vez más oscuras y arriesgadas. Thorin (Richard Armitage) y su compañía de enanos, junto a Gandalf (Ian McKellen) seguirán su camino por llegar a la montaña y recuperar su reino, y para ello tendrán que enfrentarse a orcos, arañas, elfos, humanos y al temible Smaug el dragón (voz y captura de movimiento de Benedict Cumberbatch).


Creo que nos hayamos con La desolación de Smaug en un gran dilema. ¿Me ha gustado la película, a pesar de las cosas inventadas, las acotaciones de ciertas escenas y el desarrollo de ciertos personajes? Pues a decir verdad, sí. Esta segunda entrega me ha encantado, esperaba mucho de ella y lo que esperaba me lo ha dado, pero encima se le suma la cantidad de sorpresas con las que nos topamos a lo largo del film. La desolación de Smaug no es una gran adaptación, algo que es un poco triste, pero a la vez es una película que se disfruta muchísimo, con la que te lo pasas en grande a pesar de esos detalles, con los que yo tengo sentimientos contradictorios: me han sorprendido y en cierta medida gustado pero a la vez son raros y no hay término medio. Para mi lo más importante son las emociones que me ha causado, y son muchas.


En esta nueva entrega de la nueva trilogía de la Tierra Media de Peter Jackson, la historia, la narración, las circunstancias dadas en la aventura cobran muchísima más fuerza. La intensidad se apodera de nuestros protagonistas, porque el peligro aumenta a cada paso que dan y la tensión se huele en el aire. La sensibilidad de todos estos detalles cada vez se hacen más intensos y más bellos. Peter Jackson logra que un universo tan complejo y mágico como es la Tierra Media se hagan fotogramas, y que la emoción te embriague por ello. Cierto es que detrás de las cámaras esta vez ha estado Andy Sekris, y bastante acertado, a decir verdad. Una fotografía de nuevo sublime que a mi me hace sonreír de oreja a oreja, me deja pasmada, y con una nitidez y calidad que si tengo la suerte de volver a verla en el cine pero a 48 fps me va a dar algo. Unos colores potentes pero que esta vez, al haber más oscuridad y el renacer del mal en la Tierra Media, da paso a tonos más oscuros y fríos, como el gris y el negro en Dor Gundul, que ha sido magnífico, o el tono apagado y pobre del Valle. En resumidas cuentas, unas texturas que van de la mano de los fotogramas para darle personalidad y el sentido que las imágenes quiere dar. No hace falta que hable del trabajo de vestuario, la caracterización, el diseño y el atrezzo: sobresaliente. Como Un viaje inesperado, el montaje vuelve a estar perfecto. De nuevo tenemos aquí el tema de personajes que aparecen en la película pero no en el libro, como Legolas, también el personaje original de Peter Jackson, Tauriel. A mi parecer, ambos, casos acertados. Se han tenido que modificar escenas importantes del libro para acelerar la historia y no alargar en exceso el metraje cinematográfico, lo que por una parte me entristece pero que por otra entiendo perfectamente, además de que al limitar estas (por muy increíbles que fuera en el libro), se disfruta de mucha acción más adelante. De nuevo me he abstenido de oír la banda sonora compuesta de Howard Shore, y de nuevo ha sido una elección maravillosa, porque la emoción que siente en el primer momento que oyes la música, con la primera vez que ves las imágenes, es un momento mágico. Echo en falta canciones, a diferencia de otros espectadores que tacharon en la primera las canciones de algo negativo, cosa que no comprendo; quizá esta vez han querido que todo sea un poco más serio, aunque eso no ha hecho que se supriman los momentos jocosos y desenfadados, cosa que aprecio y acepto con muchísimo cariño. Preciosa el I see fire de Ed Sheeran; una maravilla. Como adaptación, por esos detalles comentados y por los que se explicarán más adelante, La desolación de Smaug no es una adaptación sobresaliente, pero es una película magnífica, que por supuesto conserva la magia y la ternura del libro pero que a la vez aspira a ser original, a ser muy personal y propia, y eso es algo positivo. Lo más importante para mi es cómo me lo he pasado viéndola, y me lo he pasado estupendamente. He he emocionado, he reído, me he sorprendido mucho y lo he vivido, y eso para mi lo es todo.


Es una sensación de extrema felicidad y muy gratificante cuando uno de tus personajes literarios favoritos y uno de tus actores favoritos se fusionan y forman un solo ser. Cuando ese actor hace tan suyo al personaje, tan especial, que alcanza un nuevo nivel de adoración en ti, haciéndose un hueco mayor en tu corazón. Porque te lo crees, crees que el personaje sabe lo que ha cambiado desde que empezó la aventura hasta ahora, que sabe que ha madurado, pero que sobre todo sabe que no es el mismo de antes, que es completamente diferente, y cuando en la película ves ese momento clave de revelación, se te encoge el corazón y te emocionas de lo real que el actor lo hace. Porque lo siente, porque sabe lo que está pasando dentro del personaje y dentro de él. Eso es lo que me hace sentir Martin Freeman como Bilbo, y es que en esta segunda parte Bilbo Bolsón se ha transformado para adaptarse a los medios y a lo que se le viene encima. Su astucia, agilidad y su vista sirven de nuevo de ayuda en varias ocasiones para los enanos, sacándolos de más de un apuro. La ingeniosa e hilarante comicidad y la faz divertida del actor nos bendice una vez más, regalándonos escenas realmente divertidas gracias a un par de movimientos de manos y ceños fruncidos o sorprendidos. Como digo, Bilbo ha cambiado muchísimo, notándose en esta segunda película la maduración de su personalidad. Es más decidido a mostrar su coraje, pero igual de sensato y precavido. El Anillo Único juega un papel fundamental en su cambio, ya que llega un momento en el que se pregunta por qué actúa como actúa y por qué hace lo que hace, sabiendo más tarde que es porque el anillo ejerce una gran fuerza sobre él, y se sentirá abrumado y asustado. A pesar de eso sabe que el anillo le ayudará a seguir su aventura, pero tomará precauciones.

Gandalf se hace con una de las mejores escenas de la película durante su estancia en Dor Gundul, donde por fin vemos una batalla con acción mágica. Con gran pesar, el mago tiene que volver a dejar a los enanos y a Bilbo a su suerte, confiando en que podrán llegar a su destino, porque hay algo que requiere de su presencia. El mal está renaciendo, y tiene qué averiguar qué es lo que pasa. No puedo decir nada nuevo que no haya dicho ya de mi adorado Ian McKellen, ese actor tan increíble del que veremos mucho más en la tercera entrega, porque las cosas se le ponen muy difíciles en esta y nos dejan con la miel en los labios. Me hubiera gustado ver más de Mikael Persbrandt como Beorn, cómo la compañía llega a su casa, la gracia y astucia de Gandalf en el libro de enviar a los enanos de dos en dos para que el cambia-pieles no se enfadara por tan inesperada y numerosa visita, algo que se ha convertido en la película en una carrera vertiginosa por llegar a la casa y al día siguiente tener una tea party, una conversación sobre lo oscuro que se está volviendo la Tierra Media con cervezas sobre la mesa. Eso sí, la caracterización de Beorn, aunque me la esperaba más corpulenta, en general me ha gustado. Disfrutamos de nuevo de Silvester McCoy como Radagast, aunque su participación en esta segunda entrega sea más limitada que en la primera, pero ¿quién os dice a vosotros que no tendremos Radagast para dar y tomar en El Hobbit: Partida y regreso? Yo confío en que sí.


No he ojeado mucho la filmografía de Luke Evans. Habré visto un par de películas suyas. No sé si siempre es correcto o no. Pero como Bardo para mi ha hecho un muy buen trabajo. Además se le ha otorgado a este personaje más protagonismo, por los sucesos que se van dando en el film y por la relevancia que tendrá en la tercera y última entre de la trilogía. Bardo es un hombre que se preocupa por los demás, por los necesitados y por su familia, y teme que cualquier extranjero pueda perturbar la paz del Valle. Esta paz no tiene una connotación positiva, ya que el Gobernador (que no tenía ni idea de quién iba a ser este personaje y me he llevado una grata sorpresa), un hombre con poder, tiene sometido al pueblo a la pobreza, la desolación y con mil ojos espías para mantener su orden establecido. Cuando llegan Bilbo y los enanos, Bardo no puede evitar acogerlos, pero sabe que no son de fiar y sabe cuál es su misión, una misión que pondrá al Valle en peligro y que él  no es capaz de detener la marcha de los enanos hacia la Montaña Solitaria. Luke Evans encarna  bien a este personaje y sobrelleva la profundidad y más amplia personalidad que se le ha dado, un hombre fuerte pero también sensible y precavido.

¿Un dragón gigantesco y terrorífico que escupe fuego, parecerse a Benedict Cumberbatch? Pues sí. El actor británico se las ve esta vez con los sensores de captura de movimiento, para los que ha tenido que ponerse muy en forma para ser más ligero y poder hacer mejor los movimientos de Smaug el dragón. Además le presta su potente y magnífica voz. No cabe duda de que las escenas con el dragón como actual Rey bajo la montaña, persiguiendo a Bilbo y a los suyos, controlándose para jugar y divertirse con su banquete hobbit (aunque un hobbit no sea un banquete demasiado especial para un dragón tan desmesuradamente grande) persiguiéndolo y jugando a las adivinanzas y los juegos galantes de palabras, son de lo más espectacular de La desolación de Smaug. El desmesurado tamaño de la bestia y los increíbles efectos especiales hacen de toda esta parte una auténtica delicia visual, muy entretenida y llena de acción y tensión. Martin Freeman filmó las escenas con Cumberbatch cara a cara para que sus reacciones fuera más reales, y hasta con Freeman siendo un hobbit y Cumberbatch un tremendo dragón, la química entre esto dos actores, compañeros y amigos, es palpable a kilómetros. Benedict ha hecho un trabajo muy especial como ya hizo Andy Serkis como Gollum. También mi enhorabuena a Iván Muelas, el que parece ser el doblador oficial del actor, con el que no siempre he estado contenta, pero que aquí ha hecho un trabajo sorprendentemente corrector y magnífico. Se modifica bastante la parte final de Smaug en Erebor, introduciendo también a los enanos en la lucha contra el dragón, aunque gracias a esto vemos más a Smaug y somos testigos de una persecución por las ruinas del reino enano muy emocionante.


A pesar del miedo que tenía por el protagonismo que se le fuera a dar a Legolas, de nuevo interpretado por Orlando Bloom (para mi el mejor papel de este actor), un personaje que no sale en El Hobbit, estoy satisfecha con lo que se ha hecho con él y con los elfos en general. Yo sé que Peter Jackson es muy consciente de lo que hace, y más en unas películas con las que él disfruta como nadie y las mima mucho; no ha fallado, por lo menos para mi. En general el mayor protagonismo de los elfos es´ta justificado y es correcto. La presencia de Legolas en la historia es necesaria. Legolas es muy diferente a lo que vimos de él en la trilogía de El Señor de los Anillos. Es mucho más reservado, joven y ágil, serio, mortal e independiente. Juntos a los elfos, se hace dueño y señor de varias escenas que derrochan adrenalina, agilidad y acción. Legolas desobedecerá a su padre para seguir a Tauriel fuera del bosque para ir tras los orcos. Lee Pace hace un papel de Thranduil muy señorial y altivo, un elfo reservado que aunque no lo parezca puede ser muy peligroso; bastante contenta con él y con ganas de ver qué hace en la próxima película. Hablemos ahora de una de las mayores polémicas de La desolación de Smaug: Tauriel, interpretada por Evangeline Lilly. Es una elfa de armas tomar pero a la vez muy sensible, que lucha por ayudar a los demás y porque la luz prevalezca. Es una Arwen menos princesa y más guerrera, el toque femenino agresivo pero a favor de la justicia y el bien de los demás que a muchos nos gusta. Yo sinceramente estoy contenta con ella. Tiene carácter y una razón para estar ahí. Se ha sabido introducir bien en la historia. Vale que Peter Jackson se la haya sacado de la manga por arte de magia, y vale que por ella se cambian muchas cosas en el trascurso de la historia, [POSIBLE SPOILER] cambios con los que no estoy del todo de acuerdo por salirse de la fidelidad con el libro, pero menos de acuerdo estaría si no encajaran bien con el resto, y como sí lo hacen, pues vale eso de que Kili, Fili y dos enanos más se queden en casa de Bardo mientras los demás parten hacia Erebor para cuidar al primero de ellos porque los orcos, en la huida por el río del bosque, le clavaron una flecha con hoja de Morgul, y que luego vaya Tauriel a salvarle (escenaza preciosa y divina a lo Arwen con Frodo en la primera película de la Tierra Media) [FIN SPOILER], creando nuevos hilos argumentales inexistentes en el libro, pero a mi esos cambios en ciertos aspectos me han gustado, están bien amoldados al resto y tienen su razón de ser. [POSIBLE SPOILER] Lo siento, soy una romántica, y a mi la historia entre Tauriel y Kili me parece preciosa, que una elfa y un enano, con la de diferencias que hay entre estas dos razas, lleguen a tener algo. Es una historia muy bonita, con escenas entre ellos encantadoras, divertidas y emotivas, y aunque sea inventada, no puedo evitar darle mi consentimiento [FIN SPOILER]. Muy contenta con Evangeline Lilly.

Mientras que en Un viaje inesperado, a diferencia del libro, los enanos no tenían tanto protagonismo (recordemos que siempre en la novela había un momento para cada uno, por pequeño que fuera), me ha gustado que aquí sí que se aumente el protagonismo poco a poco de varios miembros de la compañía de Thorin Escudo de Roble. Ya en el comienzo de la película vemos a Gandalf el Gris proponiéndole a Thorin la fabulosa idea de encontrar un saqueador para su aventura hacia el reino de Erebor. Aquí ya comenzamos con Thorin, interpretado por Richard Armitage, el enano líder y decidido que guía a los demás enanos y al señor Bolsón en una aventura muy arriesgada. Thorin tendrá su mayor cambio en la tercera entrega de la trilogía, pero poco a poco se vislumbrar pequeños cambios en él y en su forma de ver Erebor y lo que hay dentro conforme se acerca su destino, su ambición por acabar con el dragón y recuperar lo que le pertenece, diciéndole esto mismo al Gobernador de Valle y a sus habitantes para que le dejen a él y a los demás seguir su camino y conseguir provisiones. Antes de los sucesos en Valle, nos metemos de lleno con los enanos en el bosque, lleno de peligros, alucinaciones y senderos perdidos. Aquí volvemos a tener modificaciones que ojalá no se hubieran dado, porque todo lo concerniente con las arañas y cómo Bilbo logra sacar a los enanos de allí habría sido realmente emocionante verlo en pantalla, ese juego de invisibilidad con el anillo de Bilbo para aturdir y despistar a lar arañas, cantando y saltando de un lado a otro para poder salvar poco a poco a sus amigos. Todo esto se pierde (quién sabe si saldrá en la versión extendida, como otras cosas), pero en compensación como ya mencioné en el párrafo de Bilbo, se nos regala una de las escenas más turbias, reveladoras y emotivas del hobbit con el anillo. Volviendo a los enanos, esta vez hasta Bombur tiene su momento, ¡y qué momento! Bofur, como en la primera entrega, tiene también su pequeño papel protagonista, y Balin me enterneció y emocionó cuando por fin llegan a Erebor. Fili y Kili también consiguen su momento ([POSIBLE SPOILER] Kili por toda la historia con Tauriel, desde que ella lo salva de las arañas, hasta las mazmorras del reino en el bosque de los elfos y la huida por el río y ya en Valle cuando le salva de la herida del veneno de Morgul, momento realmente tierno cuando Kili delira y cree que que ella esté ahí es un sueño, y Fili porque decide no ir a Erebor por muchas ganas que tenga de ver con sus propios ojos las historias que de pequeños Thorin les contaba a ambos para quedarse al lado de su hermano en Valle [FIN SPOILER]). En definitiva, esta vez todos han tenido su momento, y no puedo esperar a ver la tercera película. Y pensar que queda un año...


Muchos están bastante en desacuerdo con lo que La desolación de Smaug ha acabado siendo: una película donde Peter Jackson se ha dejado llevar demasiado y ha apartado un poco al libro. Muchos no aprueban a Tauriel y lo que significa para la historia. Y a muchos no les acaba de gustar La desolación de Smaug por todo estos aspectos, por ser más una ''película basada en'' que ''adaptación de''. Conforme avanzaba la película, era consciente de que ''esto no era así'' o ''¿por qué han hecho esto?'', pero no podía quitarme la sensación de felicidad que me estaba albergando a cada minuto que pasaba. Porque yo con las películas basadas en los libros de Tolkien soy muy, muy feliz, me emociono porque no puedo parar de sonreír por la música, las imágenes y los personajes. Sí, admito que no es una buena adaptación, pero para mi ha sido muy especial, las emociones que me ha despertado y lo inmensamente feliz que soy viéndola. A pesar de todas estas diferencias, yo incito a todo el que quiera a no dejarse cegar por el extremo de la línea ''Mala adaptación'' y anclarse ahí sin dejar que nada ni nadie le lleve la contraria. Hay que intentar ver más allá, hay que ser más objetiva por muy fans que seamos, hay que ver otros aspectos, hay que tener en cuenta más cosas: cómo es el conjunto, cómo encaja lo nuevo con lo demás, cómo encajan ciertos personajes, si las modificaciones están justificadas y si están acorde con el resto. ¿La respuesta a todo o a casi todo es sí? Pues entonces hay que aceptar que no es una fiel adaptación, pero sí una buena película.


No lo olvides: de nuevo lo mimada que está la fotografía y los efectos especiales y la enormidad de detalles del diseño. La evolución de Bilbo y todos sus gags cómicos (especialmente el de la bodega de los elfos), el mayor protagonismo a Bardo, la hilarante escena de Bombur en el río con los barriles, el cameo de Peter Jackson, y toda la parte con Smaug, oh el magnífico. Un muy buen trabajo de dirección de Serkis. Se ha sabido enlazar la originalidad que supone el personaje de Tauriel a la historia.
Olvídalo: debido a esta nueva incorporación, para que pudiera encajar con las demás piezas, se han cambiado cosas con respecta al libro, y bastante gordas, pero aun así está bien hecha esta combinación y encaja bien, y sobre todo tiene un fin, una razón para ser. Aunque sea ferviente fan de la fidelidad en las adaptaciones, en cierta medida lo acepto porque lo que importa es el resultado final.

En conclusión: aunque sí, hay cosas con las que no estoy de acuerdo al cien por cien, y con otras con las que me he sorprendido mucho y me gustan, me lo he pasado tan bien, la he disfrutado tantísimo, la he vivido tanto, que me olvido de todo y me quedo con lo bueno, que es mucho. La espera por la tercera entrega se va a hacer eterna, y la excitación aumentará dentro de mi de forma ilimitada. La desolación de Smaug es muy correcta, es divertida, llena de acción, más profunda y con una evolución de la historia y de los personajes que es difícil que aunque no estés de acuerdo con todo no te guste. La juzgo como película, no como adaptación, porque en ese caso diría más cosas malas que buenas, y no me parece bien. No es una buena adaptación, pero es una película increíble y sobresaliente.

COMO ADAPTACIÓN: 8'5/10
COMO PELÍCULA: 10/10

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gusta el contento y pasion que pones en la reseña!! Estoy contento de no haber leido antes el libro, sin embargo considero que las adaptaciones cinematograficas casi nunca satisfacen a los lectores, me incluyo! Por tanto no tengo referencia JEJEJE

Un film muy agil y divertido.
La trampa: se supone que Bilbo entiende a los animales con el anillo, Smaug sigue hablando aun sin el anillo puesto ¡Me encanto!

Yo Soy Fuego! Yo Soy Muerte!