viernes, 1 de febrero de 2013

Reseña Lincoln

¡Soy el presidente de los Estados Unidos de América, investido de un poder inmenso! Van a procurarme esos votos.

En Lincoln, Steven Spielberg y Daniel Day-Lewis luchan en contra de la esclavitud y buscan la paz en una película de grandes proporciones.





Director: Steven Spielberg.
Intérpretes: Daniel Day-Lewis, Sally Field,Tommy Lee Jones, David Strathairn, Joseph Gordon-Levitt, James Spader, Lee Pace, Gulliver McGrath, Hal Holbrook, Jared Harris, David Costabile, Jackie Earle Haley, Joseph Cross, John Hawkes.
Año: 2013.
Duración: 149 min.
Género: Drama histórico-político.

Sinopsis: Mientras la Guerra Civil Americana va llegando a su fin, Abraham Lincoln (Daniel Day-Lewis), presidente de los Estados Unidos, tiene en mente abolir la esclavitud y aprobar la decimotercera enmienda. Pero no puede ver sumergido sólo en esa cruda batalla. También debe tener presente el intentar finalizar la guerra que se está llevando a miles de hijos y hombres americanos. Si la paz llega después, cientos de personas seguirán muriendo en el frente. En una carrera contrarreloj para conseguir los votos necesarios, Lincoln se enfrenta a la mayor crisis de conciencia de su vida.


Una año más, una película más de Steven Spielberg. Los años no le afectan al director. Vale que haya tenido uno o dos bajones (Indiana Jones 4, por ejemplo), pero nada le hecho en cara a uno de mis directores favoritos por la increíble belleza y humanidad que muestra en sus películas. Con Lincoln, volvemos al tema histórico y bélico que tanto le llama la atención a Spielberg, pero en esta ocasión nos encontramos con una concepto profundo y muy interno del concepto político.


A niveles de dirección, Lincoln es tan precisa y bien estructurada como la mayoría de las películas de Steven Spielberg. Este hace su trabajo a las mil maravillas y nos ofrece un espectáculo solemne de uno de los momentos más emblemáticos e importantes de la historia de los Estados Unidos: la abolición de la esclavitud. Pero no sólo eso. La Guerra Civil Americana como telón de fondo (muy de fondo en el sentido de que apenas podemos disfrutar de esas grandes escenas de guerra que suele ofrecer Spielberg) en un momento en el que Lincoln tuvo que decidir si continuar con su ansiado proyecto de liberar a los negros o de firmar la paz con el sur. Todo este revuelto de pensamientos contradictorios y oscuros lo vemos reflejado en una dirección de fotografía ejemplar, solemne, sencilla, una fotografía que da un atisbo de luz en la pantalla cuando algo dentro del presidente se ilumina y despeja el camino sombrío de su corazón. Algo que he echado realmente de menos es una banda sonora con mucha más presencia y fuerza. Me parece increíble el bajón que ha tenido John Williams con respecto a War Horse. Es de agradecer los temas en los que podemos ver esos violines ejecutando las características melodías americanas que se daban en esa época, pero a parte de eso, poco que destacar. Una música más grande en algunos momentos de igual grandeza habría estado muy bien. ¿Que hay mucho nombre de político, muchos partidos, localizaciones y demás rollos relacionados con la política? Lo siento, pero no vayas con la mentalidad de que vas a ver un film biográfico. Lincoln derrocha una cantidad insaciable de vocabulario pesado y profundo del ámbito político. Hay que estar muy atento para poder seguir el hilo del argumento si eres de esas personas que no están muy unidas a la carrera de derecho o a la política (una servidora, aunque me encantan las películas que se desarrollan en cámaras electorales, juicios y demás, pero es todo un reto para mi el intentar enterarme de todo y de aprender un poquito).


Ganador de dos merecidísimos Oscars por sus papeles en Mi pie izquierdo y Pozos de ambición, Daniel Day-Lewis vuelve a apuntar maneras para llevarse el tercero con su magnífica e imponente interpretación de Abraham Lincoln, un hombre grande en proporciones físicas y con un corazón aún mayor por intentar demostrar la importancia de que todos seamos tratamos con igualdad ante la ley al querer aprobar la decimotercera enmienda de la Constitución americana. Presionado por sus más allegados para que diera su brazo a torcer y preocuparse más de poner fin a la guerra, ya que pensaban que en la cámara la abolición de la esclavitud no iba a concederse, Lincoln siguió firme a sus principios, y Daniel Day-Lewis, caracterizado de forma terriblemente idéntica a esta figura, ofrece una completa visión emocional de este pensamiento. Divertidísimas las anécdotas que de vez en cuando lanza para exponer algún ejemplo o poner algo de calma en un momento turbio. Estas anécdotas a mi personalmente me han gustado, ya que ninguna está ajena a lo que pasa en el momento, siempre hay una conexión, pero habrá otros que piensen que ralentizan el avance del metraje. Bueno, para gustos colores. En lo que todos estaremos de acuerdo es en que Daniel hace un papel impresionante.

Sally Field tiene el papel de madre más que asumido, y por algo será, porque lo hace a la perfección. En esta ocasión, Sally hace de madre de toda una nación, aunque en Lincoln este papel no se vea en toda su plenitud. Spielberg se ha centrado en que Mary Todd Lincoln sea la mujer de un gran hombre y una madre dedicada a el cuidado y protección de sus propios hijos. Pero eso no implica que no haya tenido su papel correspondiente en guiar a su marido en la tremenda lucha moral que es la esclavitud y la guerra. Todo a la vez, sumado a dolor terrible que siente dentro de ella por la pérdida de uno de sus hijos, al que vio morir entre sus brazos, hace de Mary una mujer vulnerable que necesita ayuda, y la cual cae y tropieza al recordar ese momento. Incluso le suplica a Abraham que la encierre porque no podría perdonar nunca la pérdida de un hijo más. Aun así, Mary tiene mucha presencia en el camino hacia la libertad de los negros, retando al personaje de Tommy Lee Jones a que haga lo correcto ante la cámara. Sally Field le da mucha emotividad a un personaje que es todo corazón y sentimiento.


Uno de los encargados de llevar el problema de abolir la esclavitud ante la cámara es el republicano Thaddeus Stevens, hombre con un profundo sentimiento de necesidad de eliminar la esclavitud al ser un hombre de principios fuertes y decididos y con una lengua que si no controla puede perder mucho. Tommy Lee Jones lleva a la pantalla con gran maestría este carácter duro y fuerte, siendo una de las figuras más importantes de la trama. Gracias a él, el programa de compra de votos se lleva a más de un demócrata al bolsillo, porque Thaddeus es uno de los personajes que más puede perder si los negros no quedan libres, y Tommy tiene ese porte serio pero en el fondo inseguro por si no cumple con su deber bien. Un secundario muy importante interpretado por un actor increíble.

Papeles secundarios a destacar. El pequeño hijo de Lincoln, Tad, es interpretado por Gulliver McGarth, que le da mucha alegría y humor a ciertas escenas, pero también emotividad conforme avanza la película. Joseph Gordon-Levitt, tan magnífico como siempre, es Robert, el hijo mayor de los Lincoln, y representa el grupo de hijos americanos inquietos que tenían la necesidad de luchar por su amado país, dijera lo que dijese su padre. Es un personaje turbio y nervioso que necesita defender en lo que cree. Si su padre se queda en un salón debatiendo por la esclavitud y buscando la paz, él quiere formar parte de esa lucha en el campo de batalla. A destacar para finalizar el trabajo James Spader, que da vida al gordinflón, malhablado y vivaracho W.N. Bilbo, uno de los encargados de comprar votos demócratas para que digan sí a la abolición de la esclavitud. Nos ofrece momentos muy divertidos sin desviar la trama dramática de la película. Son pequeños momentos desenfadados que nos relajan de tanto tecnicismo político.



No lo olvides: Una fotografía como en toda película de Spielberg ideal, llena de luz pero también de mucha penumbra, reflejando los momentos turbios dentro de la mente de Lincoln. Daniel Day-Lewis es el alma de la película, pero Sally Field sin duda le da mucho corazón y emotividad. Las escenas de la cámara electoral son las que más me han gustado por el increíble y profundo vocabulario político. Los momentos emotivos y personales entre los componentes de la familia Lincoln ([POSIBLE SPOILER] El bofetón de Abraham a Robert al salir del pequeño hospital me hizo dar un pequeño bote en la butaca de la impresión, y Mary de rodillas implorándole al presidente me emocionó [FIN SPOILER]). La alegría que irradia el pequeño Tad, las anécdotas de Lincoln y los puntos cómicos de W.N. Bilbo que le daba un toque desenfadado a la película pero sin desviarla del drama que conlleva también han sido de mis puntos predilectos del film.
Olvídalo: Siendo como es Spielberg y dando siempre unas escenas de la guerra crudas y realistas, me hubiese gustado que aprovechase ese don suyo aquí. Un tanto extensa, pero esto es necesario para poder hablar con profundidad y detenimiento de todo el proceso electoral de la abolición de la esclavitud.

En conclusión: No busques en Lincoln una película biográfica y personal de la figura más famosa de la Casa Blanca estadounidense, porque si vas con ese pensamiento, no quedarás satisfecho con lo que Spielberg te presenta. Es mucho más, es un viaje en el tiempo al interior emocional de un presidente que luchó por la igualdad de las personas y la libertad de los hombres de color, pero además una visión muy personal y condensada del mundo político con todo lo que acarrea, desde la compra de votos hasta la moral de los electorales, de cómo éstos pueden hasta cambiar su punto de vista cerrado al verse iluminados por una profecía que cambiaría el trascurso de la historia.

NOTA: 8'5/10

1 comentario:

manipulador de alimentos dijo...

Un gran personaje, en su faceta política y personal, pero demasiado charleta, en esta versión, un vara, sermoneador, y a ratos incluso un tanto lunático. Y todo en esa manera tan Spielberg, de resaltar emociones de forma descarada a través de la música, de abrazos del 'todosjuntosporfin', tan impositivo en sus sentimientos... Pero un personaje como Lincoln no puede producir una mala película y de estas tampoco Spielberg sabe hacerlas. Un saludo!