sábado, 11 de agosto de 2012

Reseña Prometheus

¿Hasta dónde llegarías para optener respuestas? ¿Qué estarías dispuesta a hacer?

Con Prometheus, Ridley Scott vuelve con pies de plomo a la ciencia-ficción. Una apuesta inteligente, abrumadora y con nuevas preguntas a las que ansiamos encontrarles respuesta.




Director: Ridley Scott.
Intérpretes: Noomi Rapace, Michael Fassbender, Charlize Theron, Logan Marshall-Green, Charlize Theron, Idris Elba.
Año: 2012.
Duración: 123 min.
Género: Ciencia-ficción, terror.

Sinopsis: ¿Cuál es el origen de la humanidad? Eso es lo que Elizabeth Shaw (Noomi Rapace) se ha preguntado siempre. Después de encontrar varias pinturas de la antigüedad que contienen una pista importante para su pregunta, se embarca en la nave Prometheus, entre los que se encuentra la fría Meredith Vickers (Charlize Theron) y el androide David (Michael Fassbender) para buscar lo que sería el mayor acontecimiento de la humanidad: conocer su origen.


Siendo una gran cinéfila como soy, no haber visto Alien, el octavo pasajero era algo realmente imperdonable. Pero no os preocupéis. Cuando decidí ir a ver Prometheus al cine, tuve claro que tenía que ver el film de 1979. Muchos dicen que Prometheus no es ni precuela, ni secuela, ni remake (hombre, quien diga que es un remake no tiene claro el concepto, a mi parecer), que es una película independiente que contiene el ADN de Alien y da a entender cosas de dicha película que antes estaban sin resolver. Ahora, Prometheus lanza nuevas preguntas, nuevos misterios acompañados de angustia y frenesí.


Las comparaciones son odiosas, y no me voy a poner a comparar de manera super detallada una película de 1979 con una del 2012. En fotografía, efectos y luz está claro que Prometheus se pone a la cabeza. Ridley Scott recurre a los planos paisajísticos al comienzo del film para introducir los créditos iniciales, manteniéndose más tarde fiel a los créditos originales de Alien, el octavo pasajero. La nave Prometheus es, sin lugar a dudas, una auténtica pasada. Mientras que en Alien, el octavo pasajero paseábamos en la Nostromo por pasadizos oscuros, la Prometheus dispone de amplios pasillos y salas llenas de luz y alta tecnología, donde sobre todo David se lo pasa muy bien jugando al baloncesto en bici, aprendiendo antiguas lenguas, viendo Lawrence de Arabia o controlando el modo de hibernación durante dos años mientras escuha Gotas de lluvia (Preludio en Re bemol mayor, Op. 28 Nº 15) de Frédéric Chopin. La Prometheus está llena de lujos, desde la sala de mandos hasta la habitación de Meredith Vickers. La banda sonora, aunque discreta, está ahí, dulce y melódica o llena de tensión en los momentos requeridos. La película toma un rumbo muy movido de principio a fin, metiéndonos en la película en todo momento y dejándonos boquiabiertos o con el terror en los huesos, pero el guión no es precisamente de Oscar. En cuanto salgas de la sala empezarán a emergerte bastantes dudas si antes has visto Alien, el octavo pasajero. Puedes sacar tus propias conclusiones, pero te comerás la cabeza hasta que no saquen la secuela, porque está claro que muchas de las cosas que dejan abiertas se cerrarán en la continuación de Prometheus, aunque otras cosas pueden ser inconcluencias entre esta precuela y la película de 1979. El vestuario y el diseño es de diez, limpio, puro, futurista, ajustado, dejando atrás esos trajes Michelín. [POSIBLE SPOILER] No olvidemos tampoco la originalidad de los ingenieros y de la sorpresita del final. Impresionante. Y tampoco olvidar la solución que se le da al tema de la armadura del space-jockey, por la película original, digo.[FIN SPOILER]. Lo que yo más esperaba eran las escenas asquerosas, los ''ay, qué repelús'', los sustos, los nervios, la angustia. Prometheus ha cumplido en ese aspecto y muy gratamente, porque estuve aterrada en la butaca.

Noomi Rapace se hace con las riendas desde el principio de la película. Aquí sí que no hay dudas de que Elizabeth Shaw es la protagonista junto a los ''creadores'' que ella misma, junto a la tripulación de la Prometheus, busca. El coraje y la valentía que presenta el personaje es impresionante, y Rapace sabe manejar cualquier situación por arriesgada o dolorosa que sea. Su personalidad es bastante compleja, lo que la hace única: una científica que cree en Dios y es religiosa. Incompatible, ¿verdad? Pues parece ser que no. Shaw llegará hasta donde haga falta para saber la verdad.


La gente que lee a menudo mis críticas verá que en ocasiones valoro muchísimo las actuaciones masculinas. Por algo será, y no es porque sea una chica enamorada de millones de actores, sino porque el trabajo que algunos realizan es tan excelente que es imposible no echarle cestas y cestas de flores encima. Antes de ver Prometheus, ya sabía que David, encarnado por el gran actorazo del año Michael Fassbender, iba a ser el personaje más complejo, enigmático e impresionante de la película. Y puede que en parte sea porque se trata de un androide muy parecido a los humanos, que puede captar emociones y hasta llorar, pero que sigue siendo un recipiente lleno de circuitos y leche. David, aunque no os fijéis en un principio, da repelús, más del que daba Ash en Alien, el octavo pasajero. David en el periodo de hibernación de la tripulación, no sólo controla que los pasajeros están bien y descansen, sino que dedica su jornada diaria a recopilar información, aprender, ver, investigar (hasta mira dentro de la cabeza de los pasajeros sus sueños para analizarlos y saber más sobre ellos. Puede que en algún momento le sea útil...). Intenta integrarse con los humanos, pero se siente rechazado a pesar de parecerse a ellos, los cuales sólo lo tratan como lo que es, un mayordomo robótico. Por eso, David es celoso y se cree más inteligente que los humanos, y hará lo necesario para superponerse a ellos y mostrarles que no sólo sabe acatar órdenes, sino que sirve para mucho más. Cada día que pasa, Michael Fassbender deja claro que no es sólo un físico imponente y una cara bonita. Se va consagrando como uno de los grandes actores de la década del 2000.

Charlize Theron hace de la fría Meredith Vickers, la ejecutiva de la compañía Weyland. No le importará sacrificar a su tripulación. Para ella el viaje no es importante, simplemente va como supervisora, pero le importa lo más mínimo si los creadores en los que cree la doctora Shaw y Charles Holloway (un Logan Marshall-Green que se sale en su interpretación) existen o no, sólo le importa que Weyland marche bien y su economía no decaiga. En cuanto se planete en la LV-223, cambiará totalmente de parecer...en un principio.


No lo olvides: La enorme ansiedad e inquietud que te provoca, es inevitable no saltar de la butaca, hay cosas que no te esperas. David ha sido el personaje más complejo de la película, y la Doctora Shaw de Rapace le ha hechado más narices que la co-capitana Ripley de Weaver, también porque ésta no tenía el protagonismo bajo el brazo desde un principio.
Olvídalo: Concuerdo con mucha gente que la película deja varias lagunas en su guión, pero querrá decir que la secuela las explicará, ya que siendo una película lejana y cercana a la vez a Alien, el octavo pasajero plantea nuevos retos. El doblaje de Michael Fassbender no me ha llegado a convencer del todo, ya que no es su doblaje habitual...

Conclusión: Lo que esperaba de Alien, el octavo pasajero era Prometheus. Tensión, angustia. Un poco más de argumentación y avance que la película de 1979, pero deja alguna que otra duda acerca de la trama. A la espera de la secuela estaremos.

NOTA: 7'5/10







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